Mediante la construcción de esta bóveda plana de cantería de piedra caliza negra, se cubre el espacio del Crucero al nivel de piso o planta baja de la Catedral Santa María, ocupando un espacio de 120 m2 en planta.
La cara superior de la bóveda totalmente horizontal conforma el nuevo altar de la Catedral y queda elevada 60 cm respecto de la cota 0 del edificio o nivel de uso litúrgico, mediante la disposición de tres escalinatas (a los pies de la nave, en el lado del evangelio y en el lado de la epístola del transepto), que forman igualmente parte del conjunto de la bóveda.
La cara inferior de la bóveda aunque también es plana, esta formada por cuatro planos inclinados (simulando una cubierta a cuatro aguas) y que viene a cubrir el mismo espacio en planta que en su trasdós superior, pero librando una altura en el centro del Crucero de 8 m, quedando así un volumen de unos 900 m3 en el intradós de la bóveda , donde se aprecian los restos arqueológicos del antiguo foso de la muralla de la primitiva ciudad de Gasteiz, descubierto durante las excavaciones arqueológicas desarrolladas en el interior de la Catedral.
El funcionamiento estructural de esta bóveda plana, se basa en el trabajo conjunto y solidario que forman los arcos perpiaños (las tres escalinatas al norte, sur y oeste del Crucero), dos arcos formeros o diagonales principales (en el centro del Crucero), cuatro arcos diagonales secundarios (en el fondo del Presbiterio), y los plementos que macizan el volumen entre los arcos y descansan sobre ellos.
Todo el conjunto formado por esta bóveda de caliza negra, descansa o se apoya sobre un encadenado perimetral de piedra caliza blanca que forman arcos o dinteles planos sobre columnas de granito negro, colocadas estas columnas, sobre un nuevo basamento igualmente de cantería caliza negra, dispuesta sobre la roca original sobre la que se cimienta la Catedral.
Esta nueva bóveda esta formada por 348 piezas que tienen una altura variable desde los 130 cm en el perímetro del Presbiterio hasta los 84 cm de la piezas de la clave, oscilando sus pesos entre los 800 y los 2.600 kg de la clave, que a pesar de ser la piedra de menor altura es la de mayor volumen de toda la bóveda, llegando a alcanzar todo el conjunto de la bóveda un peso total de 350 tn.
La construcción de esta bóveda comienza en la cantera con la selección del frente de cantera donde se han de extraer los bloques de piedra de grandes dimensiones adaptadas a las necesidades de la obra, para reducir y optimizar el número de cortes a realizar posteriormente en los talleres de corte y molduración de piedra mediante máquinas de control numérico.
Cada una de estas piedras tienen entre seis y ocho caras, según correspondan a escalinatas y plementos o a diagonales de los arcos, necesitando cada piedra el mismo número de cortes seis u ocho, todos ellos con diferentes inclinaciones o ángulos de corte, que han requerido un minucioso trabajo durante el proceso de montaje de comprobación por nuestros técnicos y ajustes de las medidas inicialmente diseñadas, para conseguir que el conjunto de la bóveda “puzle o rompecabezas” ajustase como el dibujo informático programado y diseñado inicialmente. Una vez llegadas a la obra cada una de las piedras han sido colocadas escrupulosamente en su posición teórica por nuestros canteros y operarios ayudados por medios semimanuales (polipastos, trácteles y carros puente-grúa) para su elevación y traslado y con medios manuales para el ajuste definitivo en su posición final.
Todo el conjunto de la bóveda se ha sujetado durante su construcción y su proceso de fraguado posterior, en una cimbra de madera, construida minuciosamente con las pendientes o inclinaciones finales que iba a tener la cara inferior de la bóveda, a su vez esta cimbra se ha apoyado sobre una estructura metálica de andamio tubular, que cubría el gran volumen del sótano que ahora se vislumbra bajo la bóveda una vez finalizados todos los trabajos, que han conseguido la finalización con éxito de la construcción de la bautizada como
“LA BÓVEDA DEL MILENIO”.